La nueva anormalidad
Sorprende el modo como el ciudadano medio puede llegar a defender, con uñas y dientes, prácticas que hace solo unos meses le hubieran resultado del todo incívicas, inmorales, incluso inhumanas. Un viandante que incrimina a sus compañeros de aceras no taparse la nariz, la cajera de un supermercado que increpa a quien no obedece la nueva disposición que ha de llevar el carro de la compra, la dependienta de una zapatería que alerta al cliente despistado de que debe ponerse la calza si ha de querer probarse el calzado, y así con un sin fin de conductas, cuando menos, para el que vive sin telediarios, anormales. Si un hombre del pasado asistiera por una mirilla a este tipo de comportamientos pensaría que el mundo se ha vuelto anormal. Y se preguntaría, ajeno a todo, qué ha podido pasar para que de pronto defendamos, con uñas y dientes…
Ver la entrada original 198 palabras más