No es de extrañar que los españoles quisieran comprar mascarillas cuando las imágenes que llegaban desde China mostraban miles de ciudadanos llevándolas. Lo lógico es pensar que puedan servir para evitar al virus pero, ¿realmente es así? ¿Hay que hacerse con una si aún no lo hemos hecho?
La respuesta de dos expertos en enfermedades infecciosas y protección del paciente es la misma. No. «Las mascarillas apenas protegen de una infección respiratoria como esta y, es más, son peligrosas porque crean una falsa sensación de seguridad», indica Vicente Baos, médico y especialista en salud pública.
Y es que las mascarillas, indica Baos, «no están pensadas para protegerse sino para no eliminar gérmenes, es decir, para que las lleve el propio enfermo». Especialmente inútiles son las mascarillas tipo quirúrgico (la que llevan en la imagen de arriba): «Creer que sirven para filtrar el aire es un error muy grave. El tamaño de los virus es muy pequeño y puede atravesar perfectamente esa barrera», indica el médico.
Son peligrosas porque crean una falsa sensación de seguridad»
Critica también especialmente este tipo de mascarillas Fernando de la Calle, miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). «Las de tipo quirúrgico no valen para nada, para encontrar efectos habría que acudir a las de tipo FFP2, que podrían tener eficacia en el ámbito de convivencia con una persona enferma, pero no son un medio efectivo en el entorno que tenemos».
Además, incide Baos en que las mascarillas también corren el riesgo de ser más ineficaces si no se utilizan correctamente. «Si se reutilizan o se colocan mal, aún se vuelven más ineficaces».
Ambos expertos coinciden en que la mayoría de los contagios no se producen de forma directa (que alguien te tosa en la cara) sino indirecta, a través del tacto y las superficies. «Los virus pueden vivir hasta 24 horas sobre una superficie metálica o plástica», afirma Baos. La barra del metro, las escaleras mecánicas o las mesas de un restaurante pueden ser transmisores eficaces, por tanto.
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