Butanero, ra
- m. y f. Persona que reparte bombonas de butano a domicilio:
el butanero le subió la bombona.El butanero, del mito al timo
La crisis y el precio fijado de la bombona provocan una degradación imparable del negocio de esta energía con trabajadores sin contrato que viven de pequeñas estafas o propinas
Un butanero sube una bombona a un piso de Barcelona Como la mayoría en este oficio en Barcelona, Ibrahim es paquistaní y los quintos sin ascensor terminaron partiéndole la espalda tras 15 años cargando bombonas. Así que se hizo autónomo, compró un camión y ahora espera sentado en la cabina todo el día a que dos compatriotas se pateen la calle a gritos para vender el género. Él se lleva 35 céntimos por botella (vende unas 80 al día) y los repartidores, las propinas y el sobreprecio que encasqueten al incauto de turno: la botella vale hoy 13,10 euros, pero llegan a venderla a 20. Ibrahim y todos los que se desgañitan a diario en cada esquina de España —la mayoría inmigrantes— son el eslabón más débil de la cadena de despropósitos por la que se rige el negocio del butano. Muchos de los entrevistados en este reportaje ni siquiera tienen contrato, otros uno falso por cantidades que jamás cobrarán o por un reducido número de horas que siempre exceden. En este submundo, que mueve 70 millones de bombonas al año, no hay facturas, recibos ni garantías de ningún tipo. Es la ley del butano.
Ibrahim (pide nombre ficticio para protegerse) la conoce bien. Él no gana ni para traerse a su familia de Pakistán. Con los 1.000 euros que saca al mes tiene que pagar la cuota de autónomos, la gasolina, el seguro y devolver a plazos a la distribuidora el préstamo por la desvencijada tartana que le vendieron por 18.000 euros. Además, tendría que hacer un contrato a los dos repartidores que trabajan con él, pero le llega solo para pagar a un abogado y que amañe uno falso por cantidades que nunca verán. Prefiere no hablar demasiado, pero utiliza un proverbio paquistaní para describir a la empresa para la que trabaja: “El elefante tiene dos dientes bonitos de marfil por fuera. Pero con el que muerde está escondido”.
Encuentra al leopardo

Joven española se pone a zorrear al butanero y acaba violeando! Ha preparado una cámara oculta para ver si es capaz de follar con el chico del butano que no veas lo guapo y fuerte que está, para eso recurrirá a que se le vea el culito con esa ropa tan sexy y claro, el butanero no podrá resistirse a semejante zorra, menudo trajín con cámara oculta!
Con la colaboración de Superduque