La cancelación del concierto de Luis Pastor y su hijo (este cargo de cantautor, como tantas cosas en España, es hereditario) ha dado un poco de vida a la crema de la intelectualidad de izquierdas, anquilosada por cuatro décadas de plácido monopolio cultural. Por fin había algo contra lo que indignarse, por fin «la derecha» mostraba su fondo inquisitorial, por fin les perseguían a los progresistas…, aunque sólo fuera un poquito. Sin duda, Luis Pastor es un tío con suerte, no le van a faltar ni los «bolos» ni las subvenciones en los próximos años. No hay mejor negocio que el de que censuren tu obra y te conviertan en «víctima del fascismo». Hasta un articulista de El Mundo hablaba sobre la «batalla cultural» que la derecha plantaba a la dictadura progre. Ni que decir tiene que se trataba de la típica serpiente de verano, como las apariciones…